18/4/13

En busca de la felicidad.

Hoy vuelvo a sentir que la melancolía se apodera se mi, tenía mucho tiempo que no me sentía así. No es que me sienta poco productivo, no es que me sienta sin ganas de hacer algo, sin energía, solamente me siento solo, triste, sin alguna razón que me haga feliz. Tampoco es que no tenga nada, solo tengo todo, una pareja, una familia que me apoya, estoy cumpliendo mi sueño profesionalmente, aprendiendo, explorando, vivo en una nueva ciudad llena de posibilidades, y millones de personas, aun así me siento solo. Siento que mis expectativas de finales felices se han terminado y ahora solo me quedo yo. Una serie de eventos desafortunados me han regresado a este humor que ya no recordaba, que antes amaba pero al que ahora no estoy acostumbrado. Las condiciones eran otras en ese entonces, atrapado en una carrera que me limitaba a cumplir tratando de evitar cuestionarme el por qué estaba allí, con relaciones inestables, pero entonces ¿Por qué me siento igual? Quizá no nací para ser feliz, quizá mi temperamento melancólico y depresivo no me lo permita, o quizá esta es mi forma de ser feliz, la soledad, la melancolía, la nostalgia. Entre los eventos desafortunados me tocó encontrar la película en busca de la felicidad en la T.V., un hombre luchando, sin esperanza, cayendo cada vez mas profundo, tratando de poner su mejor cara para alguien que ama pero olvidando hacerlo por momentos. No pude evitar sentirme identificado. Sentí la necesidad de salirme de la casa, de abandonar la comodidad de mi cama, de irme a dormir a un parque, pero no pude hacerlo. Terminé durmiendo en el suelo de la planta baja de mi departamento, tratando de sentir el frío, de entrar en esa paranoia de insectos que despiertan para caminar a tu alrededor, de ruidos desconocidos que tratas de interpretar desde tu experiencia, con un brazo bajo la cabeza, con u a mano tratando de cubrir mis pies descalzos, con la cadera sintiendo la rigidez del techo de alguien mas, con un nudo en la garganta, con la necesidad de desaparecer al menos por las dos horas que duró mi sueño, con una botella que no me atreví a abrir.

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